¿Es el cuento de nunca acabar? ¿Es el dÃa de la marmota? No: es la prescripción enfermera. La semana pasada se escribió un nuevo capÃtulo de un cuento inacabado, del que es imposible saber cuándo se escribirá la palabra fin. De momento, no se puede decir que se coman perdices.
Después de casi tres años de polémicas -con apenas influencia real en el dÃa a dÃa asistencial-, la modificación del decreto que regula la receta enfermera ha provocado esta vez el enfado de la cúpula de los médicos, cuando en 2015 fueron los representantes de los enfermeros quienes pusieron el grito en el cielo.
En ambos casos, el texto final ha incluido modificaciones de última hora y, también en ambos casos, dejan un panorama de dudas en torno a la aplicación real de la prescripción enfermera, además de cierta insatisfacción en parte del colectivo enfermero.
En el tintero quedan algunas voces, como las de autonomÃas como Baleares y partidos polÃticos como Ciudadanos, que reclaman ya no un decreto de este tipo, sino una modificación de la Ley del Medicamento. De hecho, Ciudadanos acaba de registrar una serie de preguntas al Gobierno, criticando la gestión del decreto y reclamando la citada modificación de la Ley del Medicamento, que abrió hace ya 12 años la primera puerta a la receta enfermera.
Más allá de problemas terminológicos (los médicos están molestos por el cambio en el decreto del término diagnóstico y prescripción por el de valoración), la conclusión es que bajo los consensos siempre hay alguna razón que termina por generar roces. Ambas profesiones siguen manteniendo ganas de dialogar y consensuar, pero siempre hay intereses en juego y, además, la deriva polÃtica ha conseguido tener tanto o más protagonismo que la competencial. Por si fuera poco, la Farmacia ha entrado en juego: el Consejo General de Farmacéuticos y el Colegio de Madrid estudian si recurrirlo.
Nadie sabe precisar qué influencia real tendrán las modificaciones del decreto; parece que puede tener más relevencia en primaria
La semana pasada fue un nuevo torbellino de noticias, a las que la profesión asiste entre expectante e incrédula. Aprobación del decreto, publicación, alegrÃa de unos, enfado de otros, crÃticas al ministerio… Como colofón, la guinda fue una reunión de urgencia convocada el jueves por Sanidad, en la que reunió a los presidentes de la Organización Médica Colegial (OMC) y el Consejo General de EnfermerÃa (CGE) para dar explicaciones, calmar tensiones y buscar diálogo. Conclusiones, de momento, pocas: los médicos quieren cambiar el texto de nuevo, los enfermeros aceptarÃan si no hay modificaciones que les afecten y el ministerio prefiere dejarlo como está.
El decreto se publicó en el BOE el pasado martes.
En declaraciones a este periódico, SerafÃn Romero, presidente de la OMC, deja claro que “la pelota está ahora en el tejado de Sanidadâ€, al que insta a hacer una rápida rectificación en el texto para volver a incluir lo acordado.
La respuesta del ministerio es tibia: justifica los “mÃnimos cambios†producidos por las recomendaciones del Consejo de Estado y por la obligación de cumplir con las sentencias del Tribunal Constitucional -sobre acreditación-. Fuentes del departamento señalan que han sido “muy escrupulosos†al introducir los cambios.
Dicho todo esto, lo relevante es saber qué cambia la norma, qué competencias genera o intensifica y qué influencia va a tener en el dÃa a dÃa. Aquà es donde más dudas hay.
La OMC reconoce que tantos años de polémica “cansanâ€, y el CGE que, pese al conflicto polÃtico y de cúpulas, en el dÃa a dÃa “hay sentido comúnâ€
Las fuentes consultadas por DM coinciden en que tanto el ámbito hospitalario como el de la atención primaria son susceptibles de verse afectados por la aplicación, aunque algunas voces discordantes con la opinión general apuntan que no afectarÃa al global de posibles competencias enfermeras, sino a la mera prestación farmacéutica en enfermeras de primaria y gestoras de casos, para acudir a la oficina de farmacia.
Según explica a DM Francisco Corpas, del Consejo de EnfermerÃa, el decreto “afecta a todos los ámbitos en los que las enfermeras trabajan, ya que al final, lo que hace, es desarrollar la Ley del Medicamentoâ€. A su juicio, y pese a que la realidad asistencial pudiera negar este punto, sà cree que “habÃa inseguridad jurÃdica tras el decreto de 2015â€. El CGE considera que, si no ha habido alteraciones asistenciales, ha sido porque “las enfermeras se han arriesgado y, al igual que los médicos, no han buscado polémicasâ€.
Azucena Santillán, enfermera en el Hospital de Burgos, docente, investigadora y autora de EnfermerÃa basada en la evidencia, tiene dudas sobre los avances reales en competencias que pueda suponer el decreto.
¿Progresa el rol enfermero?Su visión coincide con un sector importante de la profesión enfermera, que considera que la pelea competencial y polÃtica oculta una escasa progresión del rol enfermero: “Nadie tiene claro cómo va a afectar el decreto. A priori podrÃa tener mayor calado en primaria, pero no está bien definidoâ€, apunta Santillán. Con respecto a la hipotética inseguridad jurÃdica -defendida por el CGE, que consideraba que la enfermera no podÃa ni debÃa realizar labores rutinarias-, lo desmiente: “Es una falaciaâ€.
SerafÃn Romero, presidente de la OMC: “Esto ya cansa, es hasta patéticoâ€
Dado que muchas de las fuentes consultadas por este periódico indican -sin negar implicaciones hospitalarias- hacia la atención primaria como principal foco de aplicación del decreto, el vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Francisco José Sáez, explica cómo acogen los médicos de AP el decreto.
De entrada, aplaude el paso de fomentar las competencias: “Las enfermeras de primaria están capacitadas para prescribir; tienen la formación necesaria y realizan muchas funciones para las que están más preparadas que los médicosâ€. Dicho esto, el decreto le genera varias incertidumbres, en sintonÃa con lo expuesto por el presidente de la OMC: “PodrÃa abrir puertas que nos hacen dudar. Creo que enfermerÃa no se va a extralimitar, pero el decreto ya no habla de diagnóstico y prescripción médica, sino sólo de valoración médicaâ€.
Competencias poco definidasAdemás, pone sobre la mesa una de las consecuencias de los concursos de traslados, que suelen llevar al centro de salud a enfermeras con formación hospitalaria: “La categorÃa de enfermera de primaria no está bien definida, y la formación no es igual en ambos ámbitosâ€, señala, dejando caer que lo más idóneo serÃa que la indicación enfermera en centros de salud viniera de profesionales del primer nivel.
¿En qué casos podrÃa prescribir una enfermera en AP? Sáez pone un ejemplo y advierte de la posibilidad de prescripción más allá del diagnóstico médico:“Una enfermera puede prescribir insulina tras un diagnóstico de diabetes, pero ¿y si no existe este diagnóstico? ¿Puede hacerlo la enfermera si lo considera adecuado?â€. No todo el mundo coincide con esta posibilidad.
La historia sigue. Sigue faltando desarrollar las guÃas y protocolos que desarrollen el decreto, y conceder las acreditaciones. ¿Se hará a corto plazo? ¿Satisfará el resultado a médicos y enfermeras, tanto a sus representantes como a los trabajadores? No deja de ser significativo que Romero, presidente de la OMC, concluya con un “esto ya cansa, es hasta patéticoâ€, y que Corpas, del CGE, destaque que tantos médicos y enfermeras de a pie “estén actuando con sentido común†en el dÃa a dÃa.
Complete la información:- El Foro de la Profesión Médica, muy crÃtica con los cambios en el decreto
- Sanidad reúne de Urgencia a médicos y enfermeros
- Acceda al decreto publicado en el BOE
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